¿Y los masculinicidios?

Estos casos son excepcionales y se pueden tipificar como homicidio agravado por género.

El “récord” contra el feminicidio, anunciado por la vicefiscal con el sustento de que el 85,42 por ciento de los crímenes tipificados así durante este año han sido esclarecidos (41 capturas y judicializaciones de 48 feminicidios conocidos por la Fiscalía), ha dado para críticas y llamados a la reflexión. La Fundación Feminicidios Colombia controvierte esas cifras: “A la fecha han sido asesinadas por lo menos 71 mujeres en hechos que por sus características deben ser tipificados como feminicidios… de esos se han producido, según información de medios de comunicación y de Fiscalías encargadas, 42 capturas.

Es decir, si el “esclarecimiento” es la captura de los presuntos responsables, el porcentaje es 59,1 por ciento. La misma fundación explica que a pesar de que la Fiscalía anunció en 2018 que el feminicidio sería la primera hipótesis de investigación ante el asesinato de cualquier mujer, “no han sido pocos los casos en los que, incluso cuando se avizora con meridiana claridad que se trata de un feminicidio, se adelanta la investigación y acusa bajo el tipo penal de homicidio agravado”. Y pone como ejemplo el caso del asesinato contra Nidia Jazmín Herrada Céspedes, que, no obstante haberse empezado a investigar como feminicidio, terminó siendo considerado homicidio agravado, lo cual derivó en una condena a 16 años de cárcel contra el esposo de Jazmín, autor del crimen.

Esto pone en evidencia que aún hay trabajo por hacer para lograr el entendimiento de lo que significa matar a alguien porque es mujer. En el caso mencionado, el esposo agresor interpretó que su esposa estaba siéndole infiel con una mujer, en un contexto en el que las dos parejas protagonistas de los hechos habían ingerido licor. La fiscal y la defensa, en un cuestionado acuerdo, solicitaron entonces el cambio del delito. Pero, según la directora de Feminicidios Colombia, sí hubo feminicidio porque, entre otras cosas, el agresor castigó que su mujer –presumiblemente– se saliera del rol que la sociedad le impone por ser mujer: el de serle fiel a su esposo. Rol que si bien también se espera de un hombre casado, no es sancionado socialmente si este lo incumple, como sí se hace con las mujeres. La fiscal especializada María C. Córdoba dice que la entidad tiene 3.000 fiscales y policías judiciales capacitados en detectar violencia feminicida y que este año capacitará analistas aptos para identificar patrones que permitan detectar casos de potencial feminicidio y disminuir el subregistro. O sea, van por el camino que es, aparentemente no al ritmo que se requiere, pero no por esto hay que dejar de destacar que el feminicidio ha disminuido este año en alrededor de 18,4 por ciento y que la captura de los feminicidas ha aumentado en casi 11 por ciento respecto a mismo periodo del año pasado.

Ahora, cada vez que se habla de feminicidios alguien pregunta por qué no se tipifica el ‘masculinicidio’. Y, aunque las respuestas de Fiscalía y de la mencionada fundación me parecen razonables, encuentro legítimo el cuestionamiento y necesario tener paciencia al responder que si bien también hay mujeres que agreden a los hombres por lo que el feminicidio castiga de hombres hacia mujeres (los supuestos ‘móviles pasionales’), estos casos son excepcionales y se pueden tipificar como homicidio agravado por género. Cosa que aunque podría hacerse cuando un hombre agrede a una mujer por ser mujer, no es suficiente para visibilizar la epidemia de violencia contra la mujer, como sí lo permite el hecho de que exista un tipo penal autónomo: el feminicidio.

En temas de feminismo, la gran mayoría de la sociedad es analfabeta, y no porque muchas lleven décadas en la lucha por los derechos de las mujeres hay que dar por sentado que esto resulta lógico y elemental para todo el mundo. Ese es uno de los retos que las feministas de estos tiempos debemos asumir.

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